28/1/07

PostHeaderIcon La película de la semana (2)

Bueno, ya estoy aquí como cada domingo con una peli para recomendaros. ¿Alguien no ha visto aún "Akira"? ¿Y os quedáis así, tan tranquilos? Este film de 1988 está basado en el manga de Katsuhiro Otomo, que originalmente comenzó a publicarse en Japón en Young Magazine allá por 1982 y que finalmente concluiría en Julio de 1990. Más tarde, la editorial Kodansha recopilaría la obra completa en seis volúmenes, y más o menos dos mil páginas.
La diferencia entre la animación y el manga reside en varios aspectos puntuales que dadas las diferencias narrativas de expresión entre ambos géneros provoca que el manga quede más cohesionado y coherente porque sí alcanza a profundizar en los personajes y además, consigue mayor riqueza de matices, ya que trata varias subtramas que en el film no aparecen.

El film de animación ha recibido numerosas etiquetas que no hacen más que menoscabar su inigualable originalidad y su poderosa fuerza visual, sin embargo, estas etiquetas jamás logran hacer mella, pues nos encontramos ante posiblemente el inicio y el fin de la animación japonesa por varias razones; primero, porque fue la primera propuesta de calidad con mayúsculas dentro de la animación, con un acabado gráfico insuperable; segundo, porque marcó un antes y un después en el género más allá de su historia, alcanzando la tipología de mito; y tercero, porque es ya imposible que aparezca una nueva animación que rompa las fuertes ligaduras que atan a la realidad y la fantasía de manera más brutal y honesta. Por ello, "Akira", es el amanecer y el ocaso al mismo tiempo de la animación moderna japonesa.

Corre el año 2019, en Neo-Tokyo las bandas callejeras y la violencia son comunes, así como los terroristas que amenazan una y otra vez el poder de las oligarquías dominantes y del gobierno que procura acallar la voz del pueblo que vive en una falsa hipocresía cargada de tecnología y sed de conocimiento que no evita ni mitiga las ansias de fe, fe en las nuevas religiones, fe en la tecnología, de ahí los tecnócratas o bien fe en el poder, porque aquel que posea poder siempre al final intenta imponerse al resto. Tetsuo representa este abuso de poder que acaba dominándole y superándole, mientras que Kaneda, su amigo de la infancia intenta por todos lo medios controlarle, a él y su poder.


La historia no decepcionará a nadie, y el estilo y las formas de narrar de Otomo tampoco os dejará indiferentes, como podemos ver en el detalle ya de leyenda de las luces de la moto de Kaneda por la ciudad y las luces de neón que se disparan al cielo, deslumbrando y cegando al espectador que queda sobrecogido por los efectos de la metrópolis.
En definitiva, no podéis dejar pasar la oportunidad de ver esta joya, que a buen seguro os dejará con la boca abierta y con un fuerte dolor de cabeza, pero vale mucho la pena.
  • Puntuación: 9/10

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