Tras la consecuente resaca del Festival de este año, muchas ideas me rondan la cabeza, pero ahora, tras el margen de unos días creo que las puedo ordenar de manera clara y sencilla.

1. Es un festival internacional

No debería ser sólo para la gente de fuera. Es gracias a ellos que el festival tiene éxito y que el cartel tiene un gran nivel. Sin embargo, puedo decir que un ochenta por ciento más o menos de los asistentes era de fuera de España. Quizás los españoles ya estamos en esta época un poco saturados de la gran variedad de festivales y conciertos estivales.

2. Es un negocio

Está confeccionado como tal. El sistema de compra es por tickets, siendo el valor de cada ticket de 2,50 €, si un Red Bull necesita de dos tickets, ya sabéis el precio final. La publicidad satura por todas partes, y al final casi consigue su objetivo. Si el calor no lo logra antes. Beber Coca Cola y Heineken.

3. Organización

Echo en falta un poco de tiempo para poder respirar y no tener que correr porque coinciden los grupos y los solistas.

4. El tiempo

El Verano, el sol, el calor. Quizás se debería hacer en unas fechas menos abusivas. Allí quien no padece es porque ya ha fallecido.

5. Sorpresa Final

Los extranjeros, sobre todo el mercado musical anglosajón, nos venden humo de manera acojonante. Nos venden artistas que hasta ellos mismos se creen. Aunque todo esto es sólo mi opinión, Leonard Cohen no es más que un Sabina somnoliento, aburrido, avejentado. Y otro tanto para Morrisey, el Manolo Escobar de ochenta años, farlopero. Por Dios, se abrió la camisa de un tirón mostrando el pecho de un anciano y el público rugió con entusiasmo. La nota brillante la pusieron Moriarty y Justice. Los primeros se llevaron la única obación espontánea del día. Estuvieron soberbios. Muy recomendables. Por otro lado, Justice cumplieron con su habitual espectáculo. La nota discordante fue Omega Morente y Lagartija Nick. El flamenco, en donde la mayor parte del público no sabe lo que es un zapateao o una guitarra española, no tenía visos de tener éxito. Ellos se dejaron el alma y le pusieron casta a un concierto que se hizo anodino porque la gente que luego saltó enardecida al achacoso Morrisey miraba con indiferencia el desgarro y el ritmo de un flamenco que quedó deslucido y sin espíritu.
Aún y así, recomiendo el festival porque es una fiesta, la fiesta de la música, que quizás debería ser más nuestra, pero bueno, no se puede tener todo. Había muy buen ambiente entre los asistentes y con la salvedad de algún hooligan borracho y despistado, todo el mundo gozó de unos conciertos en su mayoría interesantes. No diré larga vida, pero sí que es una experiencia que pienso repetir y compartir.