Hay películas buenas. Otras simplemente están bien hechas. Pero en algunos casos se conjugan estas dos afirmaciones en 90 minutos de virtuosismo cinematográfico. Concursante es uno de estos casos.

Dirigida por Rodrigo Cortés y protagonizada (hasta niveles enfermizos de "chupacámara") por Leonardo Sbaraglia, Concursante te envuelve en una espiral orgiástica de velocidad e interpretaciones. Vamos, que uno tiene que estar pendiente en todo momento de lo que le están contando porque sino te pueden colar gato por liebre.

Y esto lo digo con toda la buena intención del mundo. Rodrigo Cortés habla para espectadores inteligentes y entrenados que están dispuestos a divertirse un rato poniendo a prueba su capacidad para pensar rápido. Y además de todo esto la película es entretenida, divertida y tiene un tratamiento fotográfico impecable.

Viendo obras como ésta sí que me entran ganas de invitar a la gente a que se de un paseito por el cine a descubrir teorías más que conocidas en un traje de última temporada