6/6/11

PostHeaderIcon Midnight in Paris

Es medianoche en París, la ciudad del amor, la ciudad de las luces y de la lluvia melancólica, ese lugar al cual iban todos los artistas en busca de un refugio inmaterial que no podían encontrar en sus ciudades natales. A principios de siglo XX, la urbe francesa se convirtió rápidamente en la metrópolis de la cultura y del arte, el lugar ideal, el shangri-la heterodoxo del surrealismo que le decía por fin adiós al arte decimonónico. Sin embargo, no todo era hermoso o bello ni tan siquiera elocuente o coherente. Allí había caos, allí había miedo, inseguridad, incertidumbre, rabia, ira, envidia... etc. A través de los pasos de un guionista de Hollywood, hacemos un recorrido por el retrato maniatado a los convencionalismos más austeros y las convulsas pulsaciones de los diálogos de Woody Allen, en exceso demasiado él y poco acertado. Recorremos las callejuelas parisinas de puntillas, apenas oyendo el eco de algunas palabras dejadas al azar por algún escritor de renombre, o las banalidades de algún pintor. Yo desconozco de qué manera se pueda definir a una ciudad con la historia de París, de qué forma se puede explicar a quien no conoce absolutamente nada de la cultura europea cómo de hipócrita o hermosa pueda llegar a ser. Sinceramente, dejen a París para los parisinos, para los turistas que pasean embelesados sin pretensión alguna más allá del gozo de disfrutar de una ciudad que dio mucho, pero arrebató muchísimo más y sobre todo, dejen tranquila la intangibilidad de su aire, aire de belle époque, aire de le grande siècle, aire del moulin rouge, aire de montmatre, aire que en definitiva, no pertenece a nadie, menos si cabe, a la volubilidad hollywoodiense.

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