6/9/07

PostHeaderIcon Aquellos mangas que no te pueden faltar (1)

Es la poesía una caricia de una flor de cerezo, son cinco centímetros por segundo, tiempo justo para ver sobrevolar una flor antes de caer al suelo, tiempo justo para acariciar el lomo de un cómic y sonreír, sonreír como un niño, el tiempo perfecto para contemplar el mar y escuchar aquello que nos rodea, son cinco centímetros por segundo, tiempo suficiente para llorar de tristeza, por un dolor en el alma, un dolor incurable, tiempo sobrante para saborear unas burbujas de azúcar, tiempo esquivo para olvidar a aquella princesa de ágiles tobillos que nos dijo adiós con un sólo gesto, tiempo mezquino para no decir nada o para intentar decir mucho y no poder, no poder, porque son cinco centímetros por segundo la velocidad de la flor del cerezo y la velocidad de recordar aquello que maravilla, aquellas historias llenas de magia, fantasía y ciencia ficción, aquellas imágenes desnudas que pornográficas nos obligan a ocultar...

..., nuestra más ansiada felicidad, ecos de un susurro en
la voz de un ángel, porque siempre quise tener alas, y

sobrevolar el mar, majestuoso, inmenso, tan inmenso como las historias inabarcables y salvajes que de niño me hacían reír y que de adulto, entre los días más tristes de mi vida y aquellos melancólicos...

..., consiguen devolverme una sonrisa que poco a poco empiezo a olvidar, la sonrisa incrédula e inocente de que todo esto puede suceder, porque en mi vida, la flor del cerezo desciende cautelosa a cinco centímetros por segundo, porque esta es mi fantasía y este mi mundo, y lamento no ser capaz de recuperar mis más felices memorias, ahora que tan sólo recuerdo el olor de las páginas llenas de jabonosa tinta y el sonido lento de su roce, tan enigmático, tan poético... Siento que al alba degustaré un poco de mi infancia y me regodearé con aquellas imágenes tan llenas de vida...

... Jugaré un poco con la imaginación, daré vueltas en zig zag con la vista, cansada y fatigada de tanta lectura, pero seré incapaz de detenerme, seré incapaz de no penetrar en sus vidas, ajenas, atrayentes, extrañas, fugaces...
Y romper con la monotonía, y sangrar y ver sangrar sus cuerpos, sus almas, y ver su cielo y pensar, a pesar del blanco y negro, que ese cielo es azul o gris o púrpura, y jugar así con la imaginación incluso de aquellos que no pertenecen a este mundo, y creer de verdad en la muerte, en una muerte triste...

..., una muerte en blanco y negro con más color que la muerte real... Todo es posible... Y tan sólo hay que creer, creer en que son y siempre serán cinco centímetros por segundo, y dibujar con la mente, el descenso cada vez más arrítmico de una flor de cerezo deslumbrada por un sol naciente, agrandado por unos trazos ligeros y ensuciado por una tinta negra que marcará un recorrido por nuestras conciencias, de la mano de incontables palabras e ideas, jocosas, juiciosas, arrastrándonos a un frío y reconfortante océano...

1 comentarios:

Lechuck dijo...

Snifff, snifff...
cuando el tito Raskolnikov se pone el abrigo de poeta siempre acaba conmomiendo. Si un pirata zombie pudiera llorar os juro que lo haría después de leer esto.
Si es que sólo hace falta estar de exámenes para que la imaginación te desborde

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